Ahora, las familias y el grupo de almas a los que el alma pertenece están incompletos. Hay eslabones perdidos en la cadena de la vida. Las misiones de las generaciones futuras han sido abortadas y también se les ha negado a sus almas la oportunidad de evolucionar.
Ahora faltan millones de almas en todo el planeta. Si estuvieran aquí, podrían haber encontrado la cura para el SIDA o para el cáncer, podrían haber ayudado a los desposeídos o podrían haber descubierto qué hacer con los desechos radioactivos.
La ley del karma es impersonal. Si le negamos a un alma la oportunidad de la vida, podemos encontrarnos algún día en la misma situación: esperando del otro lado, listos para regresar para otra ronda, sólo para que se nos niegue la oportunidad de nacer en un cuerpo físico, quizás por cientos de años o más.